Nada brota de la nada y las páginas de Si quisieras podrías levantarte y volar tampoco surgieron del vacío: vienen precedidas de algunos de mis libros, en cuyas páginas ya se insinuaron preocupaciones o tramas semejantes. Pienso ahora en un poema de El precio de los días (1991) y en otro de Y el aire de los mapas (2014). Y todo ello acompañado de viejas melodías, de antiguas obsesiones.
ResponderEliminarCuantas cosas parecen ocultas; que no salen,y están en el aire.La piel se muda.