14 de febrero de 2018

40.- Premio Estado Crítico: Mejor libro de poesía del año 2017

Premios EC 2017
Comunicación Publicada  el 13/02/2018 por Estado Crítico

"Un año más, el blog de crítica literaria Estado Crítico ha evaluado todo lo leído a lo largo de doce meses para emitir sus premios en cuatro categorías, y hacemos públicos los fallos de nuestros Premios Estado Crítico 2017:

[...]

Estado Crítico otorga, por último, el Premio al Mejor libro de poesía a Si quisieras podrías levantarte y volar (Bartleby) de José Carlos Rosales. Si quisieras podrías levantarte y volar cumple con el cometido más importante de la poesía –y de la literatura en general-: estamos ante un libro profundamente conmovedor, un poemario de los que te agarran por las solapas y te estremecen, una obra de una tristeza desgarradora y desoladora de la que el lector, por poco sensible que se muestre, no va a salir inmune. El poeta granadino ha conseguido con este poemario un libro redondo, una obra emocionante y turbadora a partes iguales."












13 de febrero de 2018

39.- Columna de Ángeles Mora (7)

Levantarte y volar, Ángeles Mora
(Diario Granada Hoy, 26 de abril de 2017, pág. 5)

    [...] Podemos [...] encontrarnos con el nuevo libro de José Carlos Rosales: Si quisieras podrías levantarte y volar [...]. Título sugerente, insólito, que nos arrastra… A veces en sueños se vuela, pero volar porque ya no te pesa el cuerpo, porque estás cansado, tan cansado que tienes alas, es una manera de decirnos muchas cosas. Como, en cierto modo, también sugería el verso de Luis Cernuda que encabeza este libro: "Estar cansado tiene plumas". Pero para Cernuda esas plumas del estar cansado "nunca vuelan". Sin embargo a José Carlos Rosales ese estar tan cansado tiene plumas tan ligeras, le hace sentirse tan sin peso, que podría levantarse y volar… Si quisiera. Pero no quiere, porque no hay ningún sitio al que quiera volver, al que ya quiera ir. Aunque sabe que quedarse aquí significa seguir como hasta ahora: "tan cansado y tan vivo / tan ligero y distante, / tan pesado, / tan solo".
     Sin duda, muchos nos podríamos identificar con ese cansancio extremo, sentirlo físicamente, de hecho nos identificamos con ese desaliento que habla de nuestra soledad, de la impotencia con que habitamos un mundo que nos está aislando y asfixiando cada día más. Que no nos deja crecer como personas, que nos pone alas que son cadenas.
    José Carlos Rosales nos narra en este libro, un largo poema dividido en XXV capítulos, la historia de un hombre de hoy, hundido, perdido en el mundo de hoy, en sus espacios y recovecos: la autopista, el teléfono, el puente, el coche, la gasolinera, la grúa, el ambulatorio, las escaleras, el sótano, las palabras… Nos narra la historia de un hombre de hoy que acaba desapareciendo. Que quizás se quedó ya sin peso, consumido, de manera que tal vez pudo levantarse y volar…
    La lectura de este libro, emocionante, me ha dejado mucha desolación. Es la desolación que realmente sentimos dentro de un mundo que nos oprime cada vez más. Pero del que no parece que queramos de verdad salir. No somos capaces de levantarnos y volar.




9 de febrero de 2018

38.- Simca Aronde (2)





          [...] y caminas mirando las losetas,
con la cabeza gacha mirando el pavimento
          procuras no pisar ninguna raya
y que tus pies encajen
          en la cuadrícula del mundo,
          respetando los límites,
como si respetar los límites fuera una garantía,
precaución honorable, prudencia que trajera
          seguridad, conquista,
la certeza de llegar sin retraso,
          contratiempo, accidente,
[...]

(pág. 31)




1 de febrero de 2018

37.- Reseña de Francisco Díaz de Castro (6)

La canción del fugitivo, Francisco Díaz de Castro
(Revista Mercurio, número 198, febrero de 2018, pág. 32)

     En la poesía de José Carlos Rosales (Granada, 1952), este libro supone una propuesta muy sugestiva a partir de la alusión al mito de Ícaro del que parte. El conocido cuadro de Brueghel es el punto de arranque de un desarrollo textual que sugiere diversas lecturas sobre la pertinencia de la fábula a la hora de reflexionar sobre la conciencia individual del presente: “Nadie sabe siquiera que con él se hundió algo / que también era nuestro / algo que era de todos: / si se arruina algún sueño algo nuestro se arruina, / la quiebra de Babel, el fracaso de Ícaro, / inesperado chapoteo: / era Ícaro ahogándose mientras dices o piensas: / ¿qué hago aquí? ¿dónde estoy?”.
     Sobre la base reflexiva de toda la poesía anterior de Rosales, el libro aporta novedades en su forma y en su técnica. Se trata de un solo poema narrativo dividido en 25 secciones con elementos de road movie y novela negra en las que el poeta granadino traza, sobre la línea argumental de una escapada en un viejo Simca Aronde a lo largo de un tórrido día de agosto, una dura figuración de la vida del hombre contemporáneo desposeído de ideales: la angustia del tiempo, la inanidad de las palabras, el peso de la soledad urbana, la culpa por las abdicaciones: “todo se ha vuelto mugre, y también tu podrías / convertirte en basura, te volverás basura / si llevas la contraria, por eso estás aquí / mirándote la cara en el espejo / ladeado, escuchando / una voz que dimite”. El juego de voces y el recurso a la digresión, la narración sincopada y la reiteración de la frase que da título al libro logran plasmar el desconcierto colectivo en medio de la historia contemporánea, un desasosiego y a la vez un hastío comunes: “quisieras disolverte, no estar, no ser, / y te miro pensando: / si quisiera podría levantarse y volar, / si pudiera volar, ¿a dónde iría?”.
     “Nadie sabe / la razón del que huye”: en una serie de secuencias y escenarios cambiantes, un borroso personaje de rasgos kafkianos se desdobla en una segunda persona especular que propone al yo poético en su propio reflejo la indefensión, el vacío del lenguaje, la confusión que impone la vida contemporánea. La superposición de voces diferentes permite introducir lo íntimo en lo colectivo, objetivándolo. Automóviles, carreteras, estaciones de tren, policías, grúas, tiendas de gasolinera, periódicos, bares de carretera, dispensarios, teléfonos, timbres, emisoras de radio, etc., crean una atmósfera abigarrada y cambiante que instala desde el principio una tensión narrativa de thriller cinematográfico salpicado constantemente por sugerencias, sarcasmos y juegos verbales: “y caminas buscando / sin saber lo que buscas, / porque no buscas nada, nada puede encontrarse / pensando que no existe aquello que se busca, / sabiendo que no puedes / abandonar la búsqueda…”
     Melancolía y decepción destila este texto en el que la emoción da vida a una efectiva reflexión sobre el vivir contemporáneo que solo se apunta a retazos y que desemboca en una constante expresión de impotencia ante la realidad, esa imposibilidad de levantar el vuelo, de actuar frente a las circunstancias más triviales. Y el poeta no saca conclusiones, porque esas se reservan al lector.